Los datos mes a mes muestran una situación cada vez más complicada para los hogares de la clase trabajadora y sectores populares. Una situación quea además podría empeorar una vez cerrada la recuperación (sostenida en contratos hiper precarios, por otro lado) del turismo y la hostelería tras la apertura “post” COVID de este último verano. Para el próximo periodo el consumo se verá reducido por los precios, uniéndose al aumento de los tipos de interés y una reducción de la demanda global.
La inflación ha dado lugar a la neutralización de la subida de la masa salarial que trajo el incremento de empleos y la ligera mejora de salarios tras la pandemia. Pero todo esto ha sido arrastrado por las consecuencias de la inflación, que si bien está mostrando un freno en los últimos meses, se sitúa en el 8,9% (datos de septiembre).
La situación de crisis derivada de la Guerra en Ucrania y la crisis en las cadenas de distribución capitalista que estalló ya en 2021, ha dado lugar a un fuerte aumento de los precios de la energía y los alimentos, siendo las rentas más bajas las que más están viendo repercutir esta elevación de precios en sus bolsillos.
A pesar de que el ahorro tras la pandemia es mayor que en el ciclo tras 2008, la pérdida de poder adquisitivo es generalizada. Además la subida de los tipos de interés supone un aumento de la cantidad de renta dedicada al pago de deudas que podría elevar el porcentaje de hogares vulnerables. Los tipos de interés reaccionan en dependencia de las tendencias inflacionistas, lo que podría desencadenar una profunda recesión en la economía mundial.
Esta tendencia es especialmente preocupante para todas aquellos hogares con hipotecas y dibujaría un escenario de desahucios como el que se vivió en 2008 – 2014.
El paquete de medidas de contención aprobadas por el Gobierno como ayudas y rebajas de impuestos será revisado a final de año de cara a aprobar uno nuevo. Entre estas se cuenta también con el mecanismo RED que se introdujo en la nueva reforma laboral como continuación de los ERTE y como forma de evitar los despidos pero que en la realidad lo que supone es la socialización de las pérdidas empresariales.
Pero, además, no es que no se hayan tocado los beneficios de los grandes capitalistas, que se están enriqueciendo con la crisis, como de costumbre, sino que los sueldos de los consejeros ejecutivos del IBEX aumentaron un 13,2% en 2021. Parece que la gran mentira neoliberal de que ajustar los salarios de acuerdo con la inflación genera más inflación tiene sus excepciones.
También persiste la idea, aunque permanece siendo eso, solo una idea, de un pacto de rentas que salga de la negociación con la burocracia sindical y la patronal para “contener la inflación y repartir cargas”. Pero este lleva meses bloqueado, el Gobierno no va a avanzar frente a una fuerte negativa de la patronal y por otro lado están los reclamos de subidas salariales por parte de los trabajadores exigiendo a las burocracia sindicales que comiencen a plantearse la necesidad de movilizaciones debido en gran parte a los ejemplos que llegan de otras partes de Europa.
Pero desde luego lo que no valora este gobierno es la indexación de los salarios y las pensiones con la inflación, ni la regularización de los precios. Tampoco tocar los beneficios de las eléctricas ni los bancos, ni mucho menos el reparto de horas de trabajo. Mientras tanto, el gasto militar aumentó un 26%.