Este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha anunciado los datos de inflación de septiembre, mes en el que la tasa interanual fue del 8,9%, solo una décima menos que el dato adelantado de hace dos semanas.
Los que desean apoyarse en un relato que apunte a la recuperación como el Gobierno del Estado español se aferran a este dato –la décima por debajo de las estimaciones- para augurar un cambio de tendencia en el alza de los precios. Sin embargo, ninguna de las causas de las tendencias a la inflación han sido resueltas, ni tampoco han aminorado las tensiones geopolíticas que las alimentan.
Esa décima puede servir de salvavidas discursivo para el Gobierno, pero si vamos a la letra pequeña veremos como la tendencias inflacionarias están lejos de aminorar, y sobretodo, que el golpe para el bolsillo de la mayoría social sigue siendo cada vez más duro.
En septiembre se ha dado el mayor crecimiento interanual del precio de los alimentos desde que empezaron a registrarse en 1994
Septiembre recoge el mayor crecimiento interanual del precio de los alimentos desde que empezaron a registrarse en 1994, en concreto se dio un aumento del 14,4%. Los otros aceites [no incluye el de oliva] (65,9%), harinas y otros cereales (39,4%), mantequilla (33%) y pastas y cuscús (29,6%) protagonizan los mayores encarecimientos. El INE destaca también los incrementos en legumbres, hortalizas, leche, quesos, huevos y carne. En esta ocasión el precio de los combustibles, electricidad y transporte ha experimentado descensos.
18 meses de inflación con cifras superiores cercanas a las dos cifras han supuesto la mayor pérdida de poder adquisitivo en los hogares en 40 años. La OCDE considera que los trabajadores del estado español perderán 4,5 puntos de poder adquisitivo en 2022, una caída solo superada por Grecia, donde esta devaluación será del 7%. Una verdadera situación de crisis social.